Era el famoso jueves santo de la Semana Santa sevillana. Me desperté sobre las once y media de la mañana, con mucha ilusión de poder salir en mi cofradía. Ya al mediodía se empezaron a torcer las cosas por dos razones una de ellos era el tiempo, ya que, las previsiones no eran las mejores; la segunda razón era que no me encontraba bien porque tenía un poco de fiebre.
Mientras mejoraban las previsiones del tiempo veía con mi fiebre empeoraba poco a poco.
Al final, sucedió lo que yo me esperaba: que la temperatura mejoró y, por tanto, la cofradía consiguió salir y terminar la peregrinación sin ningún problema y yo, me tuve que quedar en la cama sin poder salir, ni tan siquiera poder acercarme a verla.
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1 comentario:
eii antonio si yo qe pasa bonito blog aunqe pa mi gusto es un poqito soso bueno qe mu chuli jejeje.
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